jueves, 26 de noviembre de 2020

VIOLENCIA, Y VIOLENCIA DE GÉNERO

 


No basta con estar en contra de la violencia en general. La violencia de género no es una subvariante de un fenómeno más amplio. Es específica, diferente, tiene su propia motivación y su lugar aparte en las estructuras mentales.

Hay mujeres violentas, del mismo modo que hay varones violentos; nadie lo duda. Y los delitos violentos, así de varones como de mujeres, están tipificados en los códigos penales. Pero la llamada violencia de género no está tipificada como un delito más que cuando coincide con los actos reconocidos como tales. Muchas otras formas de violencia a la mujer, o bien no están reconocidas, o quedan amparadas bajo el paraguas del ejercicio normal del rol de padre de familia, o en los casos más graves (los homicidios, las lesiones), la relación especial del delincuente con la víctima es considerada en la práctica como una atenuante (arrebato, obcecación, provocación…)

Vivimos en una sociedad en la que se da por descontado que las mujeres se merecen cualquier cosa que les pase.

Esto no es cosa del carácter meridional, pasional y fogoso. El número de víctimas finlandesas por violencia de género es aterradoramente mayor que el de las españolas. Tenemos que pensar como explicación en una estructura social asentada, en una red muy extensa y prácticamente invisible. No funcionan las hipótesis psicologistas ni las etnicistas. No hay vacunas basadas en dosis extra de valeriana o similares.

En la época de la Ilíada, las mujeres eran un trofeo. El rapto de Helena y la posesión de Briseida son las dos claves desencadenantes de las cóleras destructivas de los héroes. En un pasaje de tono profético, Héctor explica a su esposa Andrómaca qué triste vida llevará ella al servicio de un noble aqueo cuando él haya muerto y ya no pueda defenderla.

La reina de Aragón y Cataluña Margarita de Prades, esposa apresuradamente agenciada para asegurar la prolongación del linaje cuando el heredero del rey Martí murió en Cerdeña, se desesperaba ante la inapetencia sexual del rey: “¡Sin un hijo tuyo, yo no seré nada!”. Lo que fue histórica y rigurosamente cierto.

Siglos más tarde, seguimos en las mismas. La base sustantiva de las violencias de todo tipo contra las mujeres es la consideración por principio de la inferioridad de la condición femenina respecto de la del varón. La dignidad social y el rango de una mujer dependen no de sus propios méritos, sino de los de su marido.

Es eso lo que hace falta cambiar.

Ayer fue 25N, jornada de lucha contra la violencia de género; pero todos los días deben ser 25N, o estamos perdidos.