martes, 24 de noviembre de 2020

TODO LO QUE NO ERA INÉS

 


Berenjenas al horno con tomate y queso (fuente, Caceroladas).

 

Esta Inés amante es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.
Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

(Baltasar del ALCÁZAR)

 

Marchamos hacia la aprobación de los presupuestos generales del Estado sin las angustias derivadas de la matemática electoral y sin compromisos engorrosos para el mantenimiento íntegro del programa que hemos hecho nuestro. De las tres cosas que nos tenían preso el corazón, como al poeta sevillano Baltasar del Alcázar, conservamos el jamón (de Aracena) y las berenjenas con queso. Hemos perdido por el camino a Inés. Inés Arrimadas, of course.

Inés estuvo al retortero hasta hace nada. Incluso puede volver a él si su exigua formación vota "sí" en la hora misma de la verdad. Lo hará, si lo hace, por voluntad libérrima y sin ningún cambalache ni condición interpuesta. Hasta ahora había anunciado su apoyo eventual con algunas precondiciones que no eran de recibo, y sí únicamente negociables en caso de gran apuro (de dire straits, que diría Mark Knopffler).

Esa posibilidad, que habría dibujado la sombra de una alternativa de gobierno distinta, se ha desvanecido porque la bella Inés ha dejado de lado el disimulo y ha despotricado de la ley Celáa en un tono apocalíptico parecido al de los obispos, Casado el tronera y los Voxos Nois.

Las malas compañías te han arruinado, querida Inés. Al oírte, se diría que la Ley Wert, la LOMCE, era el cielo prometido, y que tu formación no votó también en contra en aquella ocasión. Te has pasado de frenada. Se te ha olvidado que para ocupar el centro es necesario primero localizar dónde está el centro; si no es así, una solo ocupa un lugar cualquiera, incluso ningún lugar. Para ejercer de bisagra, además, hay que tener cierta habilidad para evitar pillarse los dedos. La discreción se impone, la circunspección es de rigor.

En tan grande polvareda, damos por perdida para la causa a Doña Inés. Nos queda el consuelo no desdeñable del jamón (de Aracena, de Guijuelo o de Trevélez, incluso preferiblemente los tres) y las riquísimas berenjenas con queso.