lunes, 30 de noviembre de 2020

BEAU GESTE

 


Paula Dapena, sentada y de espaldas, durante el minuto de silencio en homenaje a Maradona. (Fuente, El Periódico)

 

No, no me refiero a aquella película en la que Gary Cooper se alistaba en la Legión por amor a su seductora tía, después de robar para encubrirla el diamante falso guardado en la caja fuerte de la mansión familiar, al saber que ella había vendido el auténtico para pagar sus deudas.

El análisis de la situación mencionada daría para muchos folios, pero lo que ahora me ocupa es el bello gesto de Paula Dapena, jugadora del Viajes Interrias FF que, en el minuto de silencio por la muerte de Diego Armando Maradona previo a un partido, se sentó en el suelo de espaldas a sus compañeras, para protestar contra los homenajes a un “violador, putero, pedófilo y maltratador”, cito literalmente sus calificativos.

No es fácil lo que hizo Paula. A mi nieta Carmelina se lo ha explicado su maestra en una clase on-line, al diferenciar entre el “ejemplo a seguir” (omito los términos griegos, la lengua griega es muy precisa y al mismo tiempo muy plástica) y el “ídolo al que admirar”. Desde un tiempo tan antiguo como el de la Biblia, sabemos que los ídolos tienen los pies de barro, y uno no debe ─literalmente, no debe─ imitar su conducta. Los ídolos cuestionan límites, no proponen ejemplos.

Mi amiga Isabel me escribió a propósito de estas cosas que ella debe de ser medio india, porque sintió pena por la muerte de un alce blanco y no la sintió por un futbolista genial. Estoy enteramente de acuerdo con Isabel en esta cuestión; con Isabel y con Paula, que también es sin duda medio india. Amo a Maradona y al mismo tiempo lo aborrezco. Me costaría expresarlo con palabras mías, pero por fortuna dispongo de las de Ausiàs March, en el “pus bell catalanesc” que se ha escrito nunca: «Jo sent hair aquell del qual tinc festa, / E plau-me ço de que vinch tost en ira.» (“Odio lo que tanto alabo, y me complazco en lo que luego me enfurece.”)