domingo, 8 de noviembre de 2020

CERRAR HERIDAS



El poeta Miguel Hernández, censurado por el Ayuntamiento madrileño. (Fuente, laotrapoesia.com)

 

Ni Biden es el PP, ni Trump era Vox. A veces se abusa de las frases lapidarias más o menos ingeniosas. No es de recibo dedicarnos a un spoiler de la Administración Biden como si la historia realmente estuviera ya escrita y nosotros fuéramos tan listos como para conocer de antemano el final.

Donald Trump se ha comportado como un autócrata visionario, y ha ocupado el poder por el procedimiento de agitar los miedos y las expectativas de una sociedad muy compleja y fragmentada, hasta conseguir partirla en dos. Ha encarnado el sueño de grandeza de media América nacionalista y populista, negacionista y terraplanista, dispuesta a romper las amarras con el resto del mundo e imponer la fuerza de los “nuestros” frente a la ignominia de los “otros”. Nada que ver con Vox, con la ruindad miserable de una España de cuartel y de sacristía, envuelta en una bandera apolillada. Hay locura en los dos casos, pero son dos clases muy diferentes de locura.

En cuanto a Joe Biden, ha crecido como político en la defensa de las convicciones del partido demócrata, y los demócratas estadounidenses llevan muchos años identificándose con actitudes y valores progresistas. Es un partido, por lo demás, que no ha ido dejando un rastro de corrupción allá por donde ha pasado. Ningún parecido, ninguna simpatía mutua con el PP de José María Aznar, de Mariano Rajoy y de Pablo Casado.

Lo necesario sobre todo ahora, en el período difícil del postrumpismo naciente, es cerrar heridas, y esa ha sido la primera declaración de Biden. Un punto para él, y no el primero; el primero fue probablemente incluir en el ticket presidencial a una mujer que dista mucho de ser un florero, que tiene una personalidad fuerte y un gran carisma personal. Todos estamos convencidos de que oiremos hablar más de Kamala Harris, a pesar del manto de olvido que ha caído de forma casi invariable en USA sobre sus vicepresidentes.

Lo menos aconsejable después de Trump era un bandazo fuerte en sentido contrario, que habría exacerbado las hostilidades en un contexto de vencedores y vencidos. A todos nosotros, y en este sentido también los españoles somos yanquis, nos interesa que se dé una pacificación de los ánimos y un reencuentro de la Administración USA con las personas como son.

Sin vendettas ni matanzas de San Valentín. Sin gestos tan genuinamente estúpidos como el del alcalde de Madrid, que ha hecho retirar a martillazos los versos de Miguel Hernández del cementerio de la Almudena, y la placa de mármol dedicada en su calle a Francisco Largo Caballero.

Gestos que marcan la enorme distancia existente entre el PP, en crudo, y el Partido Demócrata de Biden, que dispondrá de un mandato de cuatro años para combatir de forma eficaz la pandemia (lo primero es antes) y resanar las numerosas heridas perpetradas en el cuerpo social por su antecesor.