El Sombrerero Loco, ilustración de John Tenniel.
En el País de las
Maravillas al que ha llegado debido a una caída interminable por el hueco del
tronco de un árbol, la niña Alicia cierra uno de los capítulos de su aventura
despidiéndose del Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo con la conclusión de que
el té que ha compartido con ellos ha sido “el más insufrible de su vida”.
El País de las
Maravillas existe en la realidad, aunque está generando ficción sin parar.
Meritxell Budó ha ejercido con aplomo de Reina de Corazones al declarar (más o
menos) que la matemática electoral no es una ciencia exacta sino que está en
función de quién manda aquí. Su designio respecto de Alicia Colau es claro: “Off with her head”, que le corten la
cabeza. Torra, el Conejo Blanco, sigue corriendo ajetreado de un lado a otro
con la certidumbre de estar llegando tarde a todas partes, y el Gato de
Cheshire aparece y desaparece alternativamente en Waterloo o en Estrasburgo,
dejándonos solo su sonrisa en el aire.
No quiero apurar
las correspondencias entre el libro profético de Lewis Carroll y el nonsense en el que se han convertido Cataluña
en general y en particular la batalla por la alcaldía de Barcelona, que la
Reina de Corazones pretende tomar por asalto de la misma forma que lo hizo con
la Cambra de Comerç armada con el 4% de los votos.
Digo solo que si
Alicia Colau se sienta a tomar el té con el Sombrerero Maragall y la Liebre
Artadi, llegará rápidamente a la conclusión de que ese ha sido de lejos el té más
insufrible de su vida.
Por su bien, y
desde luego también por el nuestro, sería preferible que fuera a merendar a
otra parte, y en muy distinta compañía.
Y que empezáramos
todos a despertar de esta pesadilla.