Pascal Canfin (foto tomada de ‘Libération’)
Me permito llamar
la atención sobre el documento promovido por Pascal Canfin, presidente de la
Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, y que lleva la firma de dos
centenares de personalidades, entre ellas de modo señalado nuestra Teresa
Ribera, vicepresidenta cuarta y ministra de la Transición Ecológica en el actual
gobierno de coalición.
Esto es lo que,
entre otras cosas, se dice en el manifiesto: «Después
de la crisis, llegará el momento de reconstruir. Este momento de recuperación
será una oportunidad para repensar nuestra sociedad y desarrollar un nuevo
modelo de prosperidad. Este nuevo modelo tendrá que responder a nuestras
necesidades y prioridades.» (1)
Para después de la pandemia, esa va a ser, creo yo, la mejor receta posible, en la dirección de la divisa que desempolvó de los tiempos antiguos el barón de Coubertin,
cuando puso en pie los Juegos Olímpicos modernos: Citius, Altius, Fortius. Más lejos, más alto, más fuerte.
Se compara la crisis sistémica actual con las de 1929 y
1945. Luego, rápidamente, los analistas establecen las oportunas diferencias.
Esto no es aquello. Las estructuras son ahora más fuertes; los recursos para
enderezar la situación, más abundantes.
Cierto. Pero es útil llevar un poco más allá el análisis de
los dos precedentes y ver cómo se salió de aquellos tremendos agujeros. En el
primer caso la recuperación se basó en el New
Deal, la atrevida y ambiciosa propuesta política de Franklin Delano
Roosevelt, que convirtió a los Estados Unidos en el adelantado del progreso y la
guía de todas las naciones del mundo. Ahora, quien manda allí es Donald Trump.
Me ahorro el comentario.
En el segundo caso, se creó un gran foro mundial, la Organización de las
Naciones Unidas, y se encarriló la economía “política”, entrecomillo el
calificativo porque entonces se la llamaba y se la concebía así, en un sentido
social, bajo los novedosos preceptos enunciados por Keynes. La salida de aquella gigantesca crisis
mundial llevó a una larga época de prosperidad, los “treinta años gloriosos”
como algunos los han llamado.
Se supo en ambos casos mirar lejos, volar alto y pensar
fuerte. ¿Y ahora? Estoy leyendo por ahí que de lo que se trata en estos
momentos en España es de alcanzar un gran pacto de mínimos (o de máximo común
divisor, pero el máximo común divisor entre el gobierno y la oposición que lo acecha no deja
de ser mínimo, en estos momentos) para concertar una política de parcheo que abarque una legislatura corta (uno y medio o dos años) y después recurrir de
nuevo, una vez más, a tirar sobre el tapete los dados de unas elecciones generales.
Eso, disculpen, es lo que un gran amigo mío, oriundo de
la Vega del Genil, llama “política de secano y orinal”. No quiero un gran pacto
de mínimos para mi país, sino un gobierno de progreso que afronte la situación dando el máximo de sus
potencialidades.
(1) Ver el documento completo en: https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Reiniciar-reimpulsar-economias-sostenible-movilizacion_6_1016358382.html