miércoles, 15 de abril de 2020

MIRAR LEJOS, VOLAR ALTO, PENSAR FUERTE



Pascal Canfin (foto tomada de ‘Libération’)


Me permito llamar la atención sobre el documento promovido por Pascal Canfin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, y que lleva la firma de dos centenares de personalidades, entre ellas de modo señalado nuestra Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta y ministra de la Transición Ecológica en el actual gobierno de coalición.

Esto es lo que, entre otras cosas, se dice en el manifiesto: «Después de la crisis, llegará el momento de reconstruir. Este momento de recuperación será una oportunidad para repensar nuestra sociedad y desarrollar un nuevo modelo de prosperidad. Este nuevo modelo tendrá que responder a nuestras necesidades y prioridades.» (1)

Para después de la pandemia, esa va a ser, creo yo, la mejor receta posible, en la dirección de la divisa que desempolvó de los tiempos antiguos el barón de Coubertin, cuando puso en pie los Juegos Olímpicos modernos: Citius, Altius, Fortius. Más lejos, más alto, más fuerte.

Se compara la crisis sistémica actual con las de 1929 y 1945. Luego, rápidamente, los analistas establecen las oportunas diferencias. Esto no es aquello. Las estructuras son ahora más fuertes; los recursos para enderezar la situación, más abundantes.

Cierto. Pero es útil llevar un poco más allá el análisis de los dos precedentes y ver cómo se salió de aquellos tremendos agujeros. En el primer caso la recuperación se basó en el New Deal, la atrevida y ambiciosa propuesta política de Franklin Delano Roosevelt, que convirtió a los Estados Unidos en el adelantado del progreso y la guía de todas las naciones del mundo. Ahora, quien manda allí es Donald Trump. Me ahorro el comentario.

En el segundo caso, se creó un gran foro mundial, la Organización de las Naciones Unidas, y se encarriló la economía “política”, entrecomillo el calificativo porque entonces se la llamaba y se la concebía así, en un sentido social, bajo los novedosos preceptos enunciados por Keynes. La salida de aquella gigantesca crisis mundial llevó a una larga época de prosperidad, los “treinta años gloriosos” como algunos los han llamado.

Se supo en ambos casos mirar lejos, volar alto y pensar fuerte. ¿Y ahora? Estoy leyendo por ahí que de lo que se trata en estos momentos en España es de alcanzar un gran pacto de mínimos (o de máximo común divisor, pero el máximo común divisor entre el gobierno y la oposición que lo acecha no deja de ser mínimo, en estos momentos) para concertar una política de parcheo que abarque una legislatura corta (uno y medio o dos años) y después recurrir de nuevo, una vez más, a tirar sobre el tapete los dados de unas elecciones generales.

Eso, disculpen, es lo que un gran amigo mío, oriundo de la Vega del Genil, llama “política de secano y orinal”. No quiero un gran pacto de mínimos para mi país, sino un gobierno de progreso que afronte la situación dando el máximo de sus potencialidades.