En Lipica, Eslovenia, septiembre de 2018
Caballo le dan sabana porque
está viejo y cansao
Pero no se dan de cuenta que un
corazón amarrao
Cuando le sueltan la rienda es
caballo desbocao
Roberto Torres, Caballo
viejo
Creo recordar que
fue Federico Engels el que calificó en alguno de sus escritos el Primero de
Mayo como un “caballo de parada”. La expresión denota cierta impaciencia: pensaba
“el General” que las celebraciones y las manifestaciones están bien, pero no
despejan las urgencias que se acumulan en la praxis colectiva de una clase trabajadora
que pretende pesar más (o, más simplemente, “pesar” algo) en la marcha del
mundo.
En vísperas de un
Primero de Mayo sin presencia en la calle, la reflexión ofrece un contrapunto
inédito. Porque mañana no desfilaremos, ni ondearemos banderas, ni corearemos
eslóganes, ni volveremos a nuestras casas "viejos y cansaos" con el regusto satisfecho de un deber
cumplido. No están los tiempos para tales líricas.
Nissan habría
estado presente en muchas de esas pancartas que no se desplegarán; pero a falta
de pancartas, no puede estar ausente también de nuestros propósitos.
Autónomos y
pequeñas empresas se están quejando de la tarea minuciosa de obstrucción que
despliegan ciertos bancos para escatimarles los créditos ICO y encauzar los
dineros aportados para la reconstrucción en direcciones que les garanticen el
mejor retorno posible de unas inversiones que sin embargo no son suyas, porque su
función en este caso es únicamente la de mediación en la distribución racional de
unos dineros públicos.
Ya verán como
la banca privada volverá a cifras récord de beneficios cuando concluya la
crisis. El sector se colocó a base de codazos en primera fila para el rescate
de la economía después del catacrac de 2008, desde la presunción de que era
demasiado grande para caer. Y ahí sigue la banca en primera fila, encantada de
haberse conocido y ejerciendo de guardián autoconvocado del tráfico financiero,
para dirigir la circulación de las ayudas públicas con criterios de negocio, e
imponer en la práctica una selección previa de los ganadores y los perdedores
que saldrán de esta nueva prolongación de la misma crisis de fondo.
He aquí un tema
estrella para una movilización de Primero de Mayo que habrá de desarrollarse
desde la dificultad añadida del confinamiento. Los sindicatos están reclamando nacionalizaciones de
empresas estratégicas, dado que los objetivos de negocio privado con los que se
dirigen estas, son incompatibles con el progreso y el bienestar colectivos. En el
mismo sentido, es urgente la consolidación de una banca pública en la que el
servicio prime sobre el negocio. Igual que en la pandemia las personas se han
encaminado hacia la sanidad pública desertando de las mutuas, en la crisis deben poder recurrir a una
banca pública, no a los santanderes, los bilbaos, las caixas y otros
sacamantecas.
Ayer se celebró una
asamblea de CCOO por youtube, y algo se planteó sobre todo ello. No es solo un
dato; es un vector que indica una dirección, en busca de soluciones
participativas, eficientes, prácticas. Soluciones públicas.
Se necesitan, y se han de encontrar. El gobierno progresista sigue comprometido en un
programa por cumplir; y nuestra gente sigue confiando en que los sacrificios que
ha asumido ya y los que se anuncian en la perspectiva llevarán finalmente a un
cambio de tendencia y de horizonte.
El caballo de
parada centenario se desbocará de nuevo, si acertamos a soltarle la rienda.