miércoles, 20 de mayo de 2020

DE OCA A OCA, CAMBIO DE FASE Y TIRO PORQUE ME TOCA



Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea, en una imagen distópica.


Teodoro García Egea, uno de los escuderos más cualificados del líder popular Pablo Casado, sospecha que todo lo que está montando el gobierno de Sánchez se debe a su “odio” a la Comunidad de Madrid. A don Teodoro, hombre sin duda ecuánime y templado, le duele en el alma que el gobierno dedique más tiempo “a atacar e insultar al PP” que a combatir el virus. Habida cuenta, sobre todo ─sigue diciendo el dirigente popular─, que estamos ante el gobierno “más incompetente, numeroso y con ministros de menor valor añadido de la democracia”.

Bien dicho, don Teodoro. El movimiento se demuestra andando. Propuestas, propuestas, propuestas, y nada de insultar al rival político.

Consecuente con la idea de fondo de que, llevando el confinamiento al “abuso”, Sánchez gana treinta días pero España pierde un mes, la presidenta Isabel Díaz Ayuso intenta tramitar el paso de la “odiada” Comunidad de Madrid, no a la Fase 1, sino directamente a la Fase 2.

Ayuso tiene en mente un programa para salir de la crisis y encabezar una nueva prosperidad. El retraso de un mes en la puesta en marcha de ese programa esencial podría suponer un quebranto irrecuperable de la Economía con mayúscula. Voces de muerte suenan cerca del río Manzanares, afirmando que es forzoso convivir con la pandemia. Puede que algunos pusilánimes se mueran en esta coyuntura crucial, en la que España espera lo mejor de sus hijos e hijas. Allá los muertos con su irresponsabilidad. ¿No llevamos diez años conviviendo con el sida? Nos lo ha preguntado desde la pantalla amiga la popular (en ambos sentidos) comunicadora Ana Rosa Quintana.

Conviene detenerse un momento en el plan de emergencia económica que ha esbozado Ayuso ante los medios. Estas son sus propuestas: liberar más terreno edificable en la capital, para convertir de nuevo a la construcción en la locomotora de los negocios; veto a cualquier tope respecto de los alquileres; bajada general de impuestos a la renta y a las sociedades; y más ayudas estatales a la sanidad privada, para ponerla en mejores condiciones en caso de recaídas en la pandemia.

Un programa sencillo y comprensible. A nadie se le había ocurrido antes, y no se sabe por qué. Algo así desatascaría de inmediato las dificultades y convertiría la desescalada en un hermoso tobogán de parque acuático. Europa nos adoraría. El barrio de Salamanca recuperaría de golpe su prístina alegría de vivir.

¿Por qué, por qué, por qué, entonces, les odia tanto Pedro Sánchez?