domingo, 31 de mayo de 2020

CUANDO EL GÉNERO NO IMPORTA TANTO



Maléfica (imagen, Disney Wiki)

Le Temps ne fait rien à l’affaire,
quand on est con, on est con.

Georges Brassens



La edad no tiene importancia, decía Brassens en una canción. Se puede ser igual de gilipollas (“con”; hay una equivalencia semántica entre las dos expresiones, ya que no anatómica) a los veinte años o peinando canas.

Tampoco el género es relevante en esta cuestión. Lo ha demostrado ayer Laura Borràs, portavoz de JxCat en el Congreso, al afear a ERC su pacto con el gobierno para alargar un poco más el estado de alarma, con el argumento de que “es dar algo a cambio de nada”. La protección de la población contra una pandemia masacrante no sería nada. Si el gobierno de España quiere alguna cosa, la que sea, de Cataluña, solo es admisible dársela a cambio de concesiones en lo que sigue siendo el monotema de la política “nostrada”, el prusesismo.

El candor en la expresión y la simplicidad en el mecanismo mental separa a Borràs de otras heroínas actuales de nuestras derechas inmortales e insomnes: pongamos que hablo de Cayetana Álvarez de Toledo, Rocío Monasterio, la jueza Carmen Rodríguez-Medel o, más lejana en lo geográfico pero más próxima en lo sentimental a nuestra madonna Laura, Clara Ponsatí, experta en destilar veneno por el colmillo retorcido.

Las citadas, a las que podría añadirse alguna más, componen un catálogo surtido de Hadas Maléficas modelo Disney. La Borràs, la Budó, la Artadi, la Vergés, y en otras latitudes Isabel Díaz Ayuso, no pasan, en comparación, de la categoría de las acelgas mustias, las bledes assolellades. Repiten como cacatúas (la comparación es muy actual, y afortunada) las consignas que les llegan a través de argumentarios en los que todo está escrito en un cuerpo de letra extra grande, para que no se equivoquen. Que no les pase como a la anterior generación de “rubias”, Cospedal, Aguirre y Cifuentes, que presumían de estudios pero se trabucaban ya en el primer renglón de la parrafada.

Me dirán que mi comentario está sesgado, que no cito a ninguna babosa en el campo de la izquierda, y haberlas, haylas. Puede, no digo que no. Búsquenlas como lo hacía Diógenes, enarbolando un farol encendido y a mediodía. No pondré la mano en el fuego de que no encuentren nada que criticar; pero lo que constato, y valga esto de homenaje a todas ellas, es que nuestras protagonistas femeninas de la izquierda se lo han currado ampliamente.