La mítica carátula del LP 'Abbey Road', de los Beatles (1969), en el que se incluye el tema 'Mean Mr Mustard'.
Mean Mr Mustard sleeps in the
park
Shaves in the dark …
Such a mean old man
Lennon y McCartney, ‘Mean Mr Mustard’
Pablo Casado es
Mister Married en la apresurada traducción automática utilizada en medios
informativos de habla inglesa. «Ningún comunista nos dirá cómo hemos de educar
a nuestros hijos», era la frase del titular, a propósito del pin parental.
La actitud de
Married en relación con el gobierno de Peter Sánchez y Paul Churchs es
mezquina, mean. Un amigo lo ha
calificado de ‘cacaseno’, una expresión en desuso ─tal vez por resultar
cacofónica─, que viene a significar ‘de cortos alcances’.
Pero sean cortos o
largos los alcances de Married, lo que sobre todo priva en él es la mezquindad:
su intención obstinada de negar a su rival político el pan y la sal, el padre y
la madre, e incluso el perrito que le ladre.
Este es el titular de la crónica
política que firman hoy, en elpais, Anabel Díaz y Elsa García de Blas: «El PP
se instala en el Congreso en la oposición total a las medidas del Gobierno.»
¿Nos merecemos esa
actitud los españoles y las españolas, a quienes tanto quiere Mister Married,
en la situación difícil que estamos atravesando? ¿Se la merecen los y las votantes
del PP? ¿O, para decirlo con entera franqueza, habían imaginado otra cosa de un
hombre que exhibe una tendencia tan acusada a envolverse en la bandera con
cualquier excusa?
John Lennon profetizó,
hace ya muchos años, lo que le ocurre a este hombre. Lennon es como los
Simpson, todo lo que nos sucede ya lo había predicho él. Para disimular, llamó
Mustard (Mostaza) a Married, y lo describió durmiendo en los parques,
afeitándose a oscuras y escondiendo un billete de diez pavos en la nariz. «¡Qué
hombre tan mezquino!», pondera en el estribillo.
Ahora que la
virginal Top-Down (Ayuso) ha caído de cuatro patas en una ratonera parecida a
la que acabó con la carrera de Cifountains (¿recuerdan?), Mister Married, el
hombre que hizo trampas mezquinas en su currículum universitario, sigue confiado
en que toda esa acumulación de escandalillos cicateros no causará ningún
perjuicio electoral a la mayor gloria de su radical Mezquindad.
Puede que esté en
lo cierto. Sin embargo, se admiten apuestas en contra.